Las oportunidades se presentan, depende de cómo controlamos a nuestros egos para aprovecharlas.
El caso Hank, debe ser una de ésas oportunidades que deberían ser utilizadas por gobierno y sociedad para iniciar la recomposición de una relación, largamente afectada y diría que casi inexistente; unos como otros en su ni los veo ni los oigo.
Las esferas de gobierno, deberán dar un puntual informe de su actuación a sus gobernados, sin recurrir a desgastados argumentos legaloides o al inexorable paso del tiempo, deberán evitar que el caso sólo sume a la polaridad social. Los ciudadanos debemos enterarnos y ser capaces de discernir con justa dimensión.